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día cuarto, primera parada al punto de la mañana de nuevo en Basakato, el pueblo junto a la finca de la familia Ligero, donde nos esperaban con un magnífico e inesperado obsequio de caña de azucar, plátanos, papayas, caracoles... que habían reunido entre las familias del poblado, nos dejaron hundidos de emoción con su generosidad y su alegría... y Armando no cabía en sí mismo de gozo
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